Un premio para Ezra Pound, mayo de 1949
Creo que la Fundación Bollingen ha hecho muy bien al conceder el premio a Pound si creía que sus poemas eran los mejores del año, pero también creo que deberíamos tener muy presente la carrera de Pound y no pensar que porque haya ganado un premio literario sus ideas se han vuelto respetables.
A causa de la aversión general a la propaganda bélica de los aliados, hubo, antes incluso de que concluyera la guerra, una tendencia a afirmar que Pound no era "verdaderamente" fascista y antisemita, que se opuso a la guerra por razones pacifistas y que, en cualquier caso, sus actividades políticas pertenecen solo a los años de la guerra. Hace un tiempo leí en un periódico estadounidense que los programas de Pound en la radio de Roma tuvieron lugar después de que "se alterara su equilibrio mental", y más tarde (creo que en el mismo periódico) leí que el gobierno italiano lo había chantajeado para que participara en dichos programas mediante amenazas a sus parientes. Son puras falsedades. Pound era un ferviente admirador de Mussolini desde los años veinte, y nunca lo ocultó. Colaboró en la revista Mosley, la British Union Quarterly, y aceptó del gobierno de Roma una plaza de profesor antes de que empezara la guerra. Hay que admitir que su entusiasmo era sobre todo por la variante italiana del fascismo. No parecía muy pro nazi ni antirruso, y el verdadero motivo de fondo era su odio a Gran Bretaña, Estados Unidos y "los judíos". Sus programas eran repugnantes. Recuerdo al menos uno en el que aprobaba la matanza de los judíos de Europa oriental y "advertía" a los judíos norteamericanos de que pronto llegaría su hora. Esos programas -que no he llegado a oír, sino que leí en el informe de la BBC- no daban la impresión de ser obra de un loco. Me han contado que Pound fingía un marcado acento estadounidense, sin duda con la intención de seducir a los aislacionistas y avivar los sentimientos antibritánicos.
Nada de todo esto es razón para no concederle a Pound el Premio Bollingen. Hay ocasiones en las que algo así podría haber sido indeseable -por ejemplo, cuando estaban gaseando a los judíos en camionetas-, pero no creo que esta sea una de ellas. No obstante, ya que los jueces han adoptado la postura del "arte por el arte", es decir, la de afirmar que la integridad estética y la simple decencia son cosas distintas, preocupémonos al menos de separarlas y no excusemos la carrera política de Pound basándonos en que es un buen escritor. Es posible que lo sea (aunque debo admitir que siempre me ha parecido totalmente espurio), pero las opiniones que han intentado propagar en sus obras son malvadas, y creo que los jueves deberían haberlo dicho con más firmeza al concederle el premio.
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